La movilidad empresarial del futuro está estrechamente ligada a la transformación de las ciudades mediante infraestructura inteligente.
A nivel global, la inversión en tecnología urbana crece rápidamente: se estima que el mercado de IoT en ciudades inteligentes superará los 580 mil millones de dólares para 2028, con un crecimiento anual del 23%. Esto refleja cómo las empresas están migrando hacia entornos donde la infraestructura se adapta a sus necesidades operativas.
En México, ya se implementan proyectos de digitalización urbana con sensores, gestión del tráfico en tiempo real, flotillas conectadas y plataformas de monitoreo. Estas soluciones permiten optimizar rutas, reducir costos y mejorar tiempos de respuesta, especialmente para sectores como logística, transporte y distribución.
En este contexto, la conectividad empresarial se convierte en un factor estratégico. La posibilidad de integrar plataformas tecnológicas en tiempo real, como gestión de flotillas, análisis de movilidad, y toma de decisiones basada en big data, permite a las compañías reducir sus emisiones, eficientar su operación y responder de forma más ágil a los retos logísticos del presente y del futuro.
La sostenibilidad dejó de ser una tendencia para convertirse en un eje obligatorio de las operaciones empresariales.
En la actualidad, más de 100 países han firmado compromisos para reducir a cero sus emisiones netas de carbono en los próximos 30 años. El transporte representa aproximadamente el 23% de las emisiones de CO₂ a nivel mundial, por lo que la transformación del sector es esencial para cumplir estos objetivos.
En Europa, Asia y América del Norte, los programas de incentivos, las regulaciones gubernamentales y el desarrollo acelerado de infraestructura de carga han generado un crecimiento importante en el uso de vehículos eléctricos, tanto en flotas privadas como en transporte público. La electrificación de flotas corporativas ha comenzado a convertirse en un diferenciador competitivo y reputacional para las empresas.
En México, el avance en esta transición es igualmente notable. En 2023, las ventas de vehículos con tecnologías electrificadas crecieron más de 40%, y ya representan más del 5% del mercado automotriz nacional. Además, se han anunciado más de 20 proyectos energéticos en distintos estados, centrados en hidrógeno verde, energía solar y movilidad eléctrica, con inversiones superiores a los 20 mil millones de dólares.
Por otra parte, el desarrollo de estrategias empresariales alineadas con los objetivos Net Zero se está convirtiendo en una necesidad operativa. Las empresas están comenzando a adoptar estándares ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) que las obligan a rediseñar su logística, incorporar soluciones de movilidad limpia y reducir su huella ambiental en todas las etapas de su cadena de valor.
La cuarta revolución industrial también está transformando la forma en que las empresas se mueven. Vehículos autónomos, conectividad 5G, inteligencia artificial, blockchain y movilidad como servicio (MaaS) están abriendo un nuevo panorama en la gestión de la movilidad corporativa.
A nivel global, países como Estados Unidos, China, Japón y Alemania están liderando la experimentación e implementación de soluciones avanzadas de movilidad empresarial: desde vehículos sin conductor y flotas inteligentes hasta sistemas de análisis predictivo para logística. Estas tecnologías no solo reducen costos, sino que aumentan la seguridad, el control operativo y la flexibilidad de los servicios.
En México, la transformación digital también está llegando al sector movilidad. Las empresas están integrando soluciones tecnológicas para gestionar flotillas, optimizar el consumo de combustible, dar seguimiento en tiempo real a sus unidades, y ofrecer modelos de movilidad flexible para sus empleados. Esta digitalización mejora tanto el rendimiento operativo como la experiencia del usuario final.
El futuro de la movilidad empresarial es híbrido, automatizado y basado en datos. Las empresas que integren estas tendencias en sus modelos de operación no solo ganarán en eficiencia, sino también en adaptabilidad y competitividad frente a los cambios globales.
El desarrollo de infraestructura y logística representa una de las áreas de mayor inversión y crecimiento para los próximos años. Se estima que, para 2030, el mercado global de infraestructura de transporte superará los 3.5 billones de dólares, abarcando carreteras inteligentes, corredores eléctricos, plataformas logísticas integradas y soluciones intermodales de transporte.
La integración de redes ferroviarias, transporte urbano, conectividad aérea y marítima está permitiendo la creación de corredores logísticos que reducen costos, mejoran tiempos de entrega y disminuyen el impacto ambiental. En América Latina, esta visión intermodal aún tiene amplio potencial de crecimiento, y México está en una posición estratégica para liderar esta transformación gracias a su ubicación, tratados internacionales y capacidad manufacturera.
Dentro del país, ya se están viendo iniciativas enfocadas en atraer inversión para centros logísticos inteligentes, digitalizar la infraestructura y expandir sistemas de transporte público. Estas acciones no solo benefician a las grandes ciudades, sino también a regiones intermedias que buscan conectarse con nuevos mercados, facilitando el comercio, la inversión extranjera y el desarrollo regional.
Además, el crecimiento del comercio electrónico ha puesto en la mira la necesidad de modernizar la "última milla". Las empresas requieren soluciones sostenibles y ágiles para entregar bienes de forma eficiente, y esto abre un espacio ideal para innovación, alianzas público-privadas e inversión tecnológica.
Una movilidad realmente sostenible no puede ignorar el componente social. La inclusión, accesibilidad y equidad son elementos fundamentales para construir sistemas de transporte que sirvan a todos. Hoy, más del 60% de la población mundial vive en zonas urbanas, y se espera que esta cifra alcance el 70% en 2050. Por eso, garantizar el acceso a transporte seguro, eficiente y accesible es un reto prioritario.
En Europa, muchas ciudades están experimentando con tarifas planas, transporte público gratuito para poblaciones vulnerables, y tecnologías que permiten adaptar el servicio a las necesidades de adultos mayores y personas con discapacidad.
México ha comenzado a incorporar estas iniciativas con proyectos de mejora de rutas, incorporación de trolebuses eléctricos, accesibilidad universal en estaciones y adopción de políticas de movilidad social. A nivel gubernamental y empresarial, se están desarrollando programas que buscan eliminar barreras de entrada al transporte para comunidades con menor acceso, zonas rurales o población laboral que necesita conectividad eficiente.
Desde la perspectiva empresarial, ofrecer soluciones de transporte dignas, cómodas y seguras para colaboradores, clientes y proveedores ya no es un valor agregado: es una necesidad estratégica que impacta directamente en la productividad, reputación y cumplimiento normativo.